"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

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domingo, 23 de junio de 2013

El poder de los encuentros. ¿Es posible reconstruir los afectos y la confianza en los otros?

Esta entrada no tratará sobre el divorcio y los niños continuando con lo de la semana pasada, sino precisamente de todo lo contrario, del encuentro, de la unión…Me entenderéis enseguida.
 
Hay cosas en la vida que no ocurren porque sí, sino que pasan porque tenían que pasar. Encuentros con personas que pasan por nuestra vida y que sin haber planificado nada, sin la más mínima acción intencional, te aportan algo difícil de describir. ¿Recuerdas a alguien del que quizás ya no sepas ni cómo ni donde está pero que fue importante para ti conocer? ¿Qué te aportó? ¿En las últimas semanas has conocido a alguna persona que te ha impresionado por su fortaleza, su forma de hablar, su interés por ti? ¿Tienes héroes cotidianos en tu vida que te sirven de espejo en el que mirarte?

El viernes pasado fue un día especial para mí y creo que para quienes tuvieron como yo la oportunidad de asistir a un acto que tenía por título “¿Quién no desea ser amado?. La aventura de la adopción y el acogimiento familiar”, organizado por la Asociación  “Familias para la Acogida.  (http://www.familias-acogida.es/). Un acto donde presentar públicamente en Valencia esta asociación y para el que contaban con Tim Guénard y su mujer Martine para hablar de su experiencia de acogida. No me lo podía perder…
Conocer la historia de Tim Guénard es una de esas cosas que no te deja indiferente. Conocerle en persona, escucharle y ver sus gestos cargados de bondad y respeto a los demás es todavía más impactante.

Quienes habéis oído cosas sobre él, sabréis que Tim Guénard tuvo una infancia y adolescencia terribles. La contraportada de su libro Más fuerte que el odio (Editorial Gedisa, 2010) dice textualmente sobre él: ”Tim fue un niño con el corazón y el rostro destrozados. Un patito feo. A los tres años su madre le ata a un poste de electricidad y lo abandona en medio del bosque. A los cinco, su padre le propina una brutal paliza que lo desfigura. Atendido en el hospital en el que ha ingresado para iniciar una larga reeducación, apenas puede hablar. A los siete entra en un orfanato, sufre el “maltrato institucional”. En el reformatorio aprende a pelearse. En un mundo gobernado por la humillación, su violencia se convertirá en el único orgullo; la venganza en su única dignidad. Sólo el odio le mantiene en pie. Tiene doce años… y la fatalidad le arrastrará a la fuga, al robo, a la pelea, a la violación y a la prostitución. Carne de cañón.
¿Puede haber más desgracias en una vida?

Leer su libro es altamente recomendable. Recuerdo que cuando lo tuve en mis manos lo leí de un tirón porque el relato en sí, la forma en que escribe y describe retazos espinosos de su vida engancha, pero la trama y sobre todo el desenlace aún más. Hacen pensar en la esperanza y en la confianza en las personas. En la POSIBILIDAD.

He de decir que, siguiendo a mi admirado profesor Jorge Barudy, el aprendizaje experiencial es el mejor de los aprendizajes. Y doy fé de ello ya que una cosa es leer un libro y otra lo que transmite la comunicación a través de un ENCUENTRO como el que tuvo lugar el viernes.

La conferencia trataba como he dicho el tema del acogimiento y Martine y Tim bordaron con hilo de oro la historia de amor y entrega a los demás que llevan a cabo como responsables de la Casa de Acogida “Ferme Notre Dame” en Francia desde hace 33 años.
Martine es una de esas personas a las que aunque no conoces parece que haya formado parte de tu vida siempre. Dulce, amable, sencilla…cargada de un amor que transmite con sus gestos y palabras. Su infancia ha sido opuesta radicalmente a la de Tim, con una familia muy unida y bientratante. ¿Pueden los extremos formar parte de algo que funcione bien? Parece ser que sí, y mucho. Decía Martine que ambos, Tim y ella, llegaron a la acogida en su vida compartida POR EL MISMO DESEO PERO POR RAZONES OPUESTAS.

De aquello que Martine compartió con todos los que tuvimos la oportunidad de escucharla fue muy especial sobre todo observar la templanza, serenidad y seguridad con que contestaba acerca de las dificultades que conllevan la acogida, como el tener que compartir el amor de sus hijos, el tener que atender las necesidades de cada uno y darle lo que le corresponde, los riesgos a los que se exponen, o cómo las heridas que traen los acogidos redespiertan sus propias dificultades o limitaciones. El cómo nos afectan las cosas según como cada uno las ha vivido.
Todo un descubrimiento el conocer a Martine. Solo por ello mereció la pena el ENCUENTRO. Pero aún había más….
Llegó el turno de Tim y casi que la pregunta inicial era obvia  ¿Qué es lo que ha posibilitado que se haya convertido en lo que es hoy? ¿Qué es lo que le ha reconstruido?
Con una naturalidad increíble, pero sobre todo con una humildad y sabiduría encomiables, Tim respondió que aunque el arranque de su vida había sido difícil, hubo abandono, violencia, etc., el Big Boss (como él llama a Dios) acarició su vida con "múltiples encuentros imprevistos. Todos necesitamos ejemplos y estos son como las corrientes de aire que soplan en cualquier lugar". Algo así como que en cualquier momento, en cualquier lugar, puede haber personas que pueden ser importantes para nosotros.
 
“Hay gente que va al cine a ver a los héroes pero está muy bien encontrarse a personas sencillas que no están en la pantalla”. Relató la historia de su encuentro con un hombre para el que trabajó y el cómo esa persona le aportó un impulso importante en un momento decisivo de su vida, en el momento mismo de casarse al poner la alianza a Martine porque tenía miedo de reproducir lo que había sufrido, tenía miedo de pegar a sus hijos o no saber cómo tratarlos, de convertirse en alcohólico. Este hombre y lo que significó para Tim fue muy importante aunque nunca supo que le había ayudado hasta tal punto.

Continuaba diciendo Tim: “Por la simple existencia cualquiera de nosotros podemos ayudar a otros. Cuando uno es pobre tiende a ver los escaparates de las tiendas, pero existe también el escaparate del amor, verlo en los otros. Es bueno ver a la gente que se quiere, que está en el escaparate. Hay gente que sueña con cosas materiales pero es mejor soñar las cosas humanas.” Esta idea de Tim de ver escaparates afectivos me resulta francamente ilustrativa de cómo muchos niños y niñas que no tienen en sus familias el afecto y cariño necesarios, puede encontrar en otras familias de su entorno un modelo a imitar, una meta que alcanzar, una posibilidad de amor diferente.
No sólo las personas en sí, sino lo que nos enseñan, sirven para el cambio. Sobre su aprendizaje en el mundo de la construcción Tim utilizaba una metáfora aplicable a sí mismo: “Si soy quien soy es porque el Big Boss me ha llevado a encontrar a personas distintas. Yo era un mal edificio pero a base de construir casas para los otros he podido reconstruirme a mí mismo”. ¿Qué pensarían muchos de los chicos y chicas que conocemos que son hoy carne de cañón -como lo fue Tim- si pudieran imaginarse un futuro más alentador? ¿Por qué nos cuesta tanto confiar en ellos? Detrás de un o una adolescente feroz, en mi experiencia profesional, hay siempre una infancia dura, una actuación de los adultos inadecuada o insuficiente. Pero si hablas con ellos y ellas  mostrándoles confianza y respeto, te lo devuelven con creces.
 
Cuando Tim fue acogido en el Arca por unos religiosos decía de sí mismo que era un marginal, que le  daba miedo a todo el mundo. Era boxeador, motorista, con una imagen provocadora..pero CONFIARON EN ÉL, y eso, de algún, “domesticó al chico malo” como él decía. Tener la RESPONSBILIDAD de cuidar minusválidos le ayudó a aprender a obedecer.  Sentirse útil y capaz.
Todos en la vida necesitamos que nos empujen. Ese es el valor de los encuentros. Un empuje para seguir adelante” continuaba diciendo. ¿Quién no desea sentirse amado? ..como decía el título del acto. ¿Quién no necesita palabras de ánimo cuando las fuerzas flaquean?

Cuando hablaba de cómo se embarcaron él y su mujer en la acogida decía: “Eramos de ambientes totalmente distintos. Ella se prestó a la acogida como consecuencia de un exceso y yo por el vacío que había en mí. Somos dos extremos, pero tenemos un punto en común: nos podemos encontrar.” No tenemos la misma forma de reaccionar. Martine lo hace con mucho amor, pero el amor que yo ofrezco es un amor que nace desde el dolor. A veces cuando ves a alguien que sufre, que está cerca del vacío, no le dices ten cuidado porque se puede caer, sino que el único remedio que tiene es agarrarle y luego le demuestres que es peligroso”. ¿Cuántas veces insistimos en avisar de los riesgos, sin pararnos a “agarrar” al chico o chica haciéndole sentir que le sentimos y comprendemos? El miedo invade el cuerpo y la razón y a veces los avisos verbales o los límites son necesarios pero no suficientes. ¿Es agarrar al otro abrazarle con el corazón sea cual sea su conducta?

Hubo también tiempo en su conferencia para destacar la importancia de la pareja: Lo importante en la pareja es que exista siempre una parada de autobús en la que te encuentres con el otro, y esa parada se llama perdón.” (Con esta metáfora tan sugerente invito desde aquí a Javier Romeu a dedicarle al menos una entrada, pues lo hará magistralmente seguro).
El mensaje final de su intervención fue excepcional:
“Si alguien ha sufrido en su vida que no tenga miedo de ser padre o madre porque no somos reproducciones. Se copia la ropa, pero ningún hombre es copiado. Dios no copia. Una pequeña parte de nosotros es de nuestro padre, otra de nuestra madre. Durante 9 meses hay un cóctel que se agita y por eso no se puede ser el mismo. No hay que tener miedo de ser padres. Nadie es copia de nadie por eso cada uno de nosotros somos importantes.”
Importante mensaje.


Como os decía. Pasan por nuestra vida personas que dejan huella y yo encontré dos el pasado viernes. ¿Qué me aportaron?
Lo primero volver a la comprobación irrefutable de que el cambio es posible, algo que necesito transmitir en mi trabajo y vida personal.
Lo segundo, reconfirmarme que mi modelo, el paradigma de la resiliencia, el apego y los buenos tratos es un modelo valioso y aplicable para todos, especialmente para los que se encuentran aún mirando el escaparate de los afectos para que puedan algún día diseñar el suyo propio.
También que la fe no solo mueve montañas, sino también personas capaces de hacer montañas.
Que seguramente yo misma pueda ser importante por mi mera presencia o existencia en el vida de algunos otros u otras y ello me hace partícipe de su proceso de construcción o reconstrucción.. luego sin saberlo resulta que quizás soy ayudante proyectista de planos de otras  vidas (¡con lo mal que se me da a mí el dibujo!). Una responsabilidad de la que soy consciente desde hace tiempo y que asumo de manera realista y positiva.
Que amor, humor, confianza, respeto, y responsabilidad se confirman como los ejes capaces de hacer girar la rueda de la resiliencia. La exposición de Martine y Tim rebosaban a rabiar de ellas.
 Y…que pasó lo que tenía que pasar: conocer experiencialmente lo que los libros no pueden explicar.
 
Gracias a la Asociación Familias para la Acogida por haber posibilitado este encuentro.

 

 

4 comentarios:

  1. Me emociona, admiración y un abrazo por ese estupendo trabajo.

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    1. Muchas gracias María. Fue muy bonito escuchar a Tim Guenard como también lo es compartir lo aprendido en ese encuentro. Un abrazo

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  2. Así lo veo también yo y eso intento con mi hija Irene Weisi! Gracias

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    1. Hola Nuria. ¡Es tan importante confiar en el cambio y valorar lo que las personas que se cruzan en nuestro camino y en el de nuestros/as hijos/as pueden aportar!
      Te deseo todo lo mejor para ti y para tu hija Irene Weisi.
      Un abrazo

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